PITONISA MARITOÑI

1. Tuve una época de mi vida divina en la que era adivina. Y es que desde pequeña me dí cuenta que tenía poderes: que era telépata y podía adivinar el futuro.

2. Me especialicé en leer el Tarot. Empecé a hacer cursillos. Dormía con las cartas debajo de mi almohada para imantarlas con mi energía. Me convertí en una verdadera experta.

3. Puse una consulta y un teléfono de éstos de los que el que te llama se arruina y tú te enriqueces. Pero con el tiempo fui perdiendo los poderes, me di cuenta que sólo podía predecir si a alguien le iba a tocar la lotería de navidad. Pero mi esposa Aida Nizar estaba un poco mal de dinero y tuve que seguir con la consulta. Utilizaba cuatro consejos de psicóloga barata, y para salvaguardarme siempre decía " Las cartas nos ayudan, pero el camino lo construimos nosotros".

4. Cómo la mayoría de las consultas eran telefónicas yo iba con mi móvil por todos lados contestando a los clientes. Una tarde iba en el autobús y recibí una llamada. Aparenté como que echaba las cartas, que salía la rueda de la fortuna, que la siguiente carta era la luna. Convencí a la cliente de que echando curriculums podría encontrar un trabajo que le daría mucho dinero.

5. Sentada delante mía, iba una mujer a la que sólo veía el cabello -rubio estropajoso, por cierto-. Cuando terminé la llamada esta mujer se dio la vuelta. Era la Bruja Lola, con los ojos desencajados y la boca enorme me gritó - Te voy a poner 100 velas negras por mentirosa y te voy a denunciar al C.O.B.A. (Colegio Oficial de Brujas de Andalucía)- enlace.

6. Ahora tengo diferentes pleitos pendientes con el C.O.B.A. que tengo que resolver antes de mi coronación. Quiero ir limpia e inmaculada.

7. Resulta que Brian, mi perro que habla, desde que estuve en Nueva York le ha dado por pintarse los labios de carmín.

8. Menudo estrés tengo.